En la helada mañana del martes 8 de enero de 1935, Catherine Hall
caminaba apresuradamente hacia su casa. Al final de la calle Lake
aminoró la marcha, mirando hacia derecha e izquierda antes de cruzar la
autopista 78, como su mamá le decía siempre que tenía que hacer, para
retomar su andar rápido hasta la esquina de Berry.
Allí se detuvo
bruscamente. En Old Saltillo Road donde ella vivía, justo enfrente de
la Iglesia Metodista, vio gran cantidad de vecinos amontonados junto a
las casas de los Presley. Algo interesante debía estar sucediendo.
Seguramente su madre sabría de que se trataba.
Apuró el paso
hasta llegar a su propia casa donde su mamá ya la estaba esperando, y
antes de que la adolescente de trece años pudiera indagar que estaba
pasando, le dijo que se cambiara de ropa y se arreglara, ya que uno de
los mellizos que la Sra. Presley había dado a luz, había fallecido y era
su deber acercarse a presentar sus respetos.
Cuando su madre le
dijo que realmente iba a ver el cuerpecito de un bebé en un ataúd,
Catherine imaginó ver algo deforme y horripilante como algún ternerito
nacido deforme o algo similar. Una vez en el lugar, la niña ni siquiera
vio la comida que estaba servida o a Gladys Presley con el bebé que
estaba en la cama junto a ella, sino que sigilosamente se acercó a la
ventana, donde estaba el pequeño ataúd abierto.
Temerosamente, echó un vistazo y repentinamente su temor se transformó en asombro.
El bebito no parecía muerto, sólo dormido y lucía perfectamente normal.
Miró hacia donde se encontraban los adultos. Quizás se habían
equivocado después de todo. Catherine no paraba de decirle a su mejor
amiga que en su opinión, habían cometido un error en colocar a esa
criatura en el ataúd. A ella no le parecía que ese bebé tenía algo malo.
No podía ser que quizás sólo estaba descansando? Pero la mejor amiga de
Catherine era una de las hermanas menores de Vernon, y estando mucho
mejor informada, pudo asegurarle que realmente el niño había fallecido.
O acaso la Sra. Edna Robinson, que había oficiado de partera de la
mayoría de los bebés en Túpelo Este, y el Dr. Hunt, a quien Vernon había
ido a buscar a causa de la emergencia, no eran profesionales con el
suficiente conocimiento como para saber lo que pasaba? La amiga le dio
aún más información: el mellizo sobreviviente había nacido media hora
después del primero y eso había sido a las 4:30 de
la mañana.
Lo habían llamado Elvis Aron.
“…pero, qué pasa con el otro?” Preguntó tَímidamente Catherine. “…se les pone nombre a los bebés que están… así?
La niña recibió una mirada impaciente como respuesta. Por supuesto que
se les ponía nombre, ya lo habían hecho. Cómo iba a ir al Cielo sin
nombre?
Lo habían llamado Jesse Garon y sería enterrado junto a los Presleys en el cementerio Priceville, así no estaría tan solito.
Adaptado del libro ELVIS & GLADYS de Elaine Dundee por CLAUDIA G. LEÓN
nota de CLAUDIA G. LEON:
Vernon trató en varias oportunidades de localizar el cuerpo de Jesse
Garon en el cementerio de Priceville enterrado en una tumba sin nombre.
El objetivo era trasladarlo a Graceland para su descanso final, pero
nunca lo pudo localizar.