En 1958 Sinatra se hizo con el vehículo más costoso y superexclusivo
del catálogo de General Motors; un majestuoso Cadillac El Dorado
Brougham, diseñado para funciones de representación. Cada unidad costaba
20.000 dólares (más que un Rolls Royce), personalizaciones aparte, y su
equipamiento era tan avanzado para la época que ofrecía detalles tan
futuristas como radioteléfono, asientos anatómicos con memoria o
suspensión neumática.
Con un motor V8 de 6 litros y 325 CV, y
unas características puertas traseras suicidas, otros poseedores famosos
del Cadillac El Dorado Brougham de 1957-1958 fueron Elvis Presley,
Clark Gable y Aristóteles Onassis.
A partir de ese momento, el
Brougham se convertirá para siempre y con diferencia en su coche
favorito. A Sinatra le molesta tanto no emplearlo para sus
desplazamientos diarios que encarga dos ejemplares; uno de color marrón
para usarlo por Las Vegas y Los Ángeles y otro de color azul para
emplearlo cuando está instalado en su casa de New Jersey.
Y un
coche fue también motivo de discordia en la histórica rivalidad que
Sinatra mantuvo con Elvis Presley. En 1971, el de Nueva Jersey encargó
–las malas lenguas dicen que solo para fastidiar al Rey del Rock– un
superexclusivo Stutz Blackhawk por el que sabía que Elvis andaba loco.
Presley, coleccionista compulsivo de coches, estaba tan desesperado por
ser el primero que fue al concesionario y se ofreció a participar
gratis en campañas publicitarias si le retiraban el pedido a Sinatra y
se lo daban a él…
Fuente: Hamlet de los Santos / motor.elpais.com